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Tratamiento de la disforia de género

La agencia gubernamental encargada de regular los medicamentos en EUA The Food and Drug Administration (FDA) recientemente advirtió que los bloqueador de la pubertad utilizados en los niños con disforia de género pueden causar pseudotumor cerebral o hipertensión endocraneana idiopática que incluyen inflamación cerebral y pérdida de la visión en los niños.


A pesar de esta advertencia, los promotores de los tratamientos “transgénero” las promueven en adolescentes que experimentan disforia de género. La mutilación de los órganos sexuales saludables y la aplicación de estos bloqueadores, junto con hormonas de afirmación de género y

Disforia de género

terapias psicológicas de reafirmación de identidad de género son parte del proceso que actualmente muchos médicos y psicólogos promueven en los pacientes bajo el supuesto que lo que es inapropiado no es identificarse como miembro del sexo (o género como les gusta llamarle) opuesto, sino el cuerpo con el que se nació por lo que el objetivo final es alterarlo quirúrgicamente y químicamente, de manera irreversible.


Además del riesgo en los bloqueadores de la pubertad, es necesario señalar que hasta el 90% de los niños que experimentan disforia de género dejaran de hacerlo después de la adolescencia si es que no iniciaron los bloqueadores antes, es decir es una experiencia transitoria para la mayoría de los pacientes por lo que no parece apropiado realizar procedimientos irreversibles como los mencionados. Por otro lado, el British Medical Journal publicó que no hay evidencia que concluya que es seguro recibir las hormonas de afirmación de género que los pacientes que se hacen la transición tienen que tomar permanentemente y que por el contrario hay la preocupación de que:


1) los jóvenes quedan en un estado de ‘limbo de desarrollo’ sin características sexuales secundarias que puedan consolidar la identidad de género; 2) es probable que el uso amenace la maduración de la mente adolescente, y 3) los bloqueadores de la pubertad se usan en el contexto de una profunda ignorancia científica.


La conclusión de los autores en dicha publicación es que la evidencia actual no respalda la toma de decisiones informadas y la práctica segura de dichas hormonas en niños.


La promoción de procedimientos quirúrgicos y hormonales, junto con el activismo de la comunidad LGBT y los medios de comunicación ha ocasionado una nueva tendencia llamada “rapid-onset gender dysphoria” o disforia de género de inicio rápido creciente, es decir, niños y especialmente niñas, que nunca se habían identificado como transgénero de pronto lo hacen y buscan someterse a los procedimientos de manera impulsiva con el apoyo de médicos y psicólogos. Por otro lado, ha generado un grupo en el otro extremo del espectro, los que se arrepienten de haberse sometido a dichos métodos, se les conoce como detransitioners. También ha provocado que agrupaciones médicas e investigadores alerten de los riesgos a los que se exponen los niños que reciben dichos procedimientos y buscan hacer contrapeso a la tendencia actual.


La evidencia de que estos procedimientos no son apropiados ha llevado a países como Inglaterra, Finlandia y Suecia a prohibir su implementación en niños y adolescentes. Interesantemente, estos tres países fueron pioneros en promover los procedimientos que se conocen como el Dutch Protocol, pero ahora los están restringiendo y no solo eso, incluso los autores de dicho protocolo han advertido que se está implementando ciegamente y que las condiciones actuales de pacientes con disforia de género necesitan ser estudiadas con mayor profundidad. Es probable que en el futuro veamos a más países hacer lo mismo, así como demandas a médicos y psicólogos por haber promovido los procedimientos en menores de edad, como ya está sucediendo en partes de Europa y buscan hacerlo en EUA a través de la propuesta de ley Protecting Minors from Medical Malpractice Act. E incluso, que veamos el cierre de las clínicas donde se ofrecen los procedimientos para la transición de género como ya es el caso de The Tavistock Centre en Inglaterra, la clínica de género más importante que ha sido obligada a cerrar por mala práctica precipitando la implementación de los bloqueadores hormonales en adolescentes.


Es importante que los papás de hijos menores de edad con disforia de género sepan que muchos médicos y psicólogos promoverán la transición a pesar de la evidencia que aquí se presenta, por eso es necesario que, al buscar apoyo terapéutico para los hijos, los padres puedan cuestionar al médico, al psicólogo y al terapeuta sobre la forma en que aborda los casos de niños con disforia de género. Esta tendencia de promover las intervenciones que favorezcan la transición es impulsada por las asociaciones profesionales y gubernamentales, incluso bajo amenaza de perder la licencia profesional. La situación se ha vuelto tan delicada, que incluso la presidente electa de la Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero Marci Bowers y Erica Anderson, presidenta de la Asociación Profesional para la Salud Transgénero de EE. UU. han advertido que la actual forma de tratar a los niños y adolescentes con disforia de género no es adecuada.


Con lo dicho, se puede concluir que es importante que los psicólogos y los médicos no promuevan ni los bloqueadores de pubertad, ni las cirugías de reasignación sexual ni las hormonas de reafirmación de género, ni las terapias psicológicas de reafirmación en los niños y adolescentes. El riesgo de daño y consecuencias es muy alto para los pacientes. Y en el caso de los pacientes adultos, la labor del psicólogo tampoco es la de reafirmar, sino la de explorar, comprender, cuestionar y provocar un pensamiento profundo y complejo en sus pacientes para que comprendan su realidad psicológica y que tomen decisiones informadas conociendo los posibles beneficios, así como los riesgos y perjuicios, para que entonces, sean ellos y no el terapeuta, el médico, el youtuber o quien sea, quien tome la decisión. Ellos, serán quienes vivirán con las consecuencias positivas o negativas de sus decisiones, no nosotros, por lo que el psicólogo no ha de reafirmar identidades, sino trabajar las motivaciones psicológicas subyacentes para que sea el paciente quien asuma su identidad y la responsabilidad de su vida.


Si quieren saber más sobre el tema recomiendo el libro Daño Irreversible de Abigail Shrier, y el Reporte Especial de Sexualidad y Género publicado en el journal The New Atlantis. Incluso desde una perspectiva LGBT se levantan las voces como lo hace la agrupación Genspect quienes además de abogar por un manejo más objetivo y basado en evidencia de las cuestiones de género, ofrecen también apoyo para quienes experimentan malestar por haber "transicionado".


Saludos a todos

Dr. Mario Guzmán Sescosse




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