Tengo casi 30 años dedicado a la psicología, inicié mis pininos en 1995 al ingresar a la licenciatura en México. Y ahora, trabajando como profesor de psicología en EUA y con 22 años de experiencia clínica, hay una pregunta que me inquieta; ¿cómo es un buen psicólogo?
Esta pregunta resulta relevante, sobre todo en una época donde más y más personas sin la preparación adecuada para la atención de la salud mental, ofrecen servicios de coaching de vida, acompañamiento emocional, manejo de duelos, terapias alternativas, consejería, programación neurolingüística, etc. Dichas personas, podrán ser bienintencionadas, pero no necesariamente bien capacitadas. El peligro radica en que la salud mental es fundamental pues de ella depende nuestras relaciones amorosas y de amistad, nuestro trabajo, nuestro autocuidado, nuestra salud física, y nuestra espiritualidad; en pocas palabras, de ella depende nuestra experiencia de vida. Ponerla en manos de personas no capacitadas puede traer riesgos a todas las áreas mencionadas.
Desafortunadamente, no pocos piensan que el trabajo del psicólogo clínico es escuchar y platicar con sus pacientes. Dicha visión es un reduccionismo del trabajo terapéutico que tiene su origen en el psicólogo humanista Carl Rogers que habló de las supuestas condiciones necesarias y suficientes para el cambio, y puso la escucha activa y la aceptación incondicional como sus pilares. La popularidad de Rogers en los 70s y 80s dio pie a esta limitada (y errónea) forma de ver la terapia y desafortunadamente muchos de mis colegas la han solapado.
Pero es necesario recordar que justo por la limitada visión de Rogers surgieron propuestas que buscaron contrarrestar su influencia, con el objetivo de desarrollar una terapia que, siendo profundamente humana, también fuera profundamente académica con bases epistemológicas claras y que se sometiera al método científico. Por ejemplo, Aaron Beck, desde los 70s señaló que las condiciones de Rogers son necesarias, pero no suficientes. Sobre esto, y la relación del terapeuta con su paciente escribí recientemente en un artículo indexado que puedes leer aquí.
Con todo ello, es importante identificar cuáles son las características de un buen psicólogo, pues no solo escucha y “platica” con sus pacientes aceptándolos incondicionalmente, sino que hace un trabajo muy complejo que sin la formación apropiada resulta imposible de lograr.
Un buen psicólogo elabora una conceptualización de cada uno de sus pacientes y de cada uno de sus problemas y desde ahí aplica pruebas psicométricas, genera diagnósticos, hipótesis, identifica patrones cognitivos, conductuales y emocionales, explora situaciones de aprendizaje y
necesidades emocionales del pasado que se activan en las situaciones presentes. Busca estrategias de afrontamiento que han sido utilizadas en el pasado y en el presente, así como las que no se han utilizado. Explora significados de los eventos y las cogniciones relacionadas a estas, así como las respuestas condicionadas haciendo análisis funcionales de la conducta. Distingue entre las situaciones y las interpretaciones que el sujeto hace. Trata de comprender los estilos de apego y los vínculos con las personas significativas. Además, conecta todo esto con la psicopatología que el paciente ha desarrollado para poder disminuir los síntomas mal adaptativos y aumentar el bienestar. Desde el trabajo terapéutico le ayuda al paciente a reestructurar sus cogniciones, desarrollar una filosofía de vida basada en sus valores y a vivirla congruentemente fortaleciendo al adulto sano que el paciente está llamado a ser. Un buen psicólogo trabaja tanto con la patología, y las conductas mal adaptativas, como con la potencialidad salutogénica y del desarrollo del paciente administrando información, y herramientas basadas en evidencia científica.
Eso, no lo encontrarás en un “coach”, o en un “acompañador emocional” y no lo encontrarás porque no han sido entrenados en desarrollo humano, en neurología, en endocrinología, en psicopatología, en psicología evolutiva, en sexualidad humana, en psicoterapia, en estadísticas, en diseño y metodología de la investigación, en psicofarmacología, en desarrollo cognitivo y desarrollo psicomotor, en teorías y sistemas de la personalidad, en psicometría, en antropología filosófica etc.
La formación de un buen psicólogo no está basada en cursos, si no en estudios profesionales que conllevan 4 o 5 años universitarios de licenciatura, y 2 o 3 años de maestría profesionalizante, y en algunos casos (no siempre y no es necesario) estudios de doctorado de 3 a 5 años. Además, llevan supervisión de casos, prácticas profesionales y servicio social como parte de su formación. Todo esto los lleva a contar con reconocimiento oficial y acceder a una cédula o licencia profesional. Muchos continuarán con certificaciones y acreditaciones profesionales aún después de todos sus estudios.
Es verdad que el psicólogo no es la única opción donde uno pueda sentirse escuchado, comprendido e incluso “aliviado” de situaciones estresantes. Sabemos que una buena plática con amigos, o una dirección espiritual con un sacerdote o incluso un “coach”, pueden ser de ayuda para que nos sintamos mejor, y es que ese es el efecto de la catarsis. Pero la psicoterapia no está enfocada en “sentirse bien” sino en “ser bien” en tener una comprensión profunda de cómo las experiencias y los vínculos afectivos han tenido una influencia en tu desarrollo, en tus patrones mal adaptativos, en el desarrollo de tu personalidad y posible psicopatología y más importante aún, cómo generar un cambio positivo y duradero.
Por todo esto, quiero invitarte a que cuando pases por dificultades emocionales y necesites
atención profesional, acude a un psicólogo acreditado. Busca un psicólogo con estudios de posgrado en psicoterapia y trabaja con él o ella. Es verdad que hay distintas formas de conducir la psicoterapia y también que la personalidad y el carisma del psicólogo importa para que puedas sentirte con comodidad trabajando con él o con ella. También es necesario que el psicólogo te ayude a alcanzar tus objetivos y respete y fortalezca tus valores y por eso en las primeras sesiones es importante hablar de ellos para ver si están en la misma “sintonía”. Pero te aseguro que, si acudes con un buen psicólogo que esté bien preparado, que sea responsable y comprometido con su trabajo, y que respeta tus valores la experiencia será sumamente transformadora.
Evidentemente, en dicha experiencia tú tendrás que hacer tu parte, pues como les digo a mis pacientes “Esta es una responsabilidad compartida al 50% y 50% y por lo tanto el éxito o fracaso también lo es. Mi 50% es ser el mejor psicólogo que puedo ser para ti, tu 50% es venir a las citas, tener la disposición a ser confrontado, comprometerte con el trabajo dentro y fuera de las citas y sobre todo poner a prueba lo que aprendemos comprometiéndote con tu salud y afrontando la patología o los patrones mal adaptativos que pueda haber en ti.” Cuando esos porcentajes están bien identificados y laborados el resultado es extraordinario.
Es verdad que hay psicólogos que no son buenos, como también es verdad que hay pacientes que no buscan el cambio. Pero espero que este texto te ayude a identificar las competencias y cualidades deseables en el psicólogo y tu parte en el trabajo terapéutico. Sería irracional esperar que algún psicólogo tenga el 100% de las cualidades mencionadas, recordemos que una cosa es el ideal y otra el real. En mi caso, y después de 30 años en la psicología, aún sigo trabajando en dichas cualidades, reconociendo que en unas áreas tengo fortalezas y en otras oportunidades, pero eso es también parte de lo que es deseable, púes un psicólogo que piense ser perfecto está en riesgo de no crecer y de caer en un narcisismo profesional que en nada le ayuda a sus pacientes.
Así pues, si estás pasando por dificultades emocionales o tienes una psicopatología o una situación que te haga sentir rebasado, acude con un profesional y evita acudir con personas sin los estudios, ni las competencias necesarias. Recuerda, tu salud mental es la base de tu existencia, de ello dependerá tu experiencia de vida en todas las áreas.
Y si tú eres alguien que quiere ayudar a los demás te invito a hacerlo siguiendo la formación académica y profesional que se requiere. No busques atajos con supuestas “certificaciones” que en realidad son un modelo de negocio, pero no de capacitación profesional y competente. Si haces el esfuerzo y tienes la preparación adecuada serás un buen psicólogo, harás mucho bien, evitarás hacer daño y te sentirás satisfecho contigo mismo.
Saludos con aprecio
Dr. Mario Guzmán Sescosse
YouTube: @DrMarioGuzman
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Seminario en línea: La Transformación del adolescente
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