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Crisis matrimonial

El sol no se puede tapar con un dedo y la crisis que viven los matrimonios tampoco. En los Estados Unidos hasta el 50% de los matrimonios terminarán en divorcio a los 5 años de casados. Según el INEGI en México la cifra es del 20% y desde el 2005 cada año a aumentado 1 punto porcentual, además el número de nuevos matrimonios ha disminuido año con año. Aceptémoslo, el matrimonio como institución social está en crisis. Esto ha dado pie a que otras formas de convivencia se proclamen como una alternativa y que muchos pierdan la esperanza en volver a conformar una sociedad basada en dicho compromiso perdurable ante la ley o ante alguna institución religiosa. Tal vez incluso con el tiempo veamos, aún más, una disminución drástica de las personas que deciden casarse y que deseen sostener su matrimonio a largo plazo, y especialmente con satisfacción.

Pero, ¿cómo hemos llegado a esta situación? Sin duda hay distintas hipótesis; los cambios generacionales y sus subsecuentes cambios ideológicos, la permisividad sexual que la sociedad ha adoptado en las últimas décadas, intereses políticos, ideológicos y económicos, el distanciamiento de los preceptos religiosos y muchas otras hipótesis que desde la psicología social, la sociología o la filosofía se pudieran plantear. Pero hoy me gustaría hablarles desde un ámbito psicológico distinto; desde la teoría triangular del amor del Dr. Robert Sternberg de la Cornell University que revisaremos más adelante.

No solo es el matrimonio (en general) como institución social y religiosa el que está en crisis, sino que el matrimonio (en particular) es una forma de convivencia que conlleva etapas de crisis que pueden ser resultado de problemas económicos, conflictos con las familias políticas, desacuerdos en la crianza de los hijos, cambios de intereses conforme pasa el tiempo, problemas de comunicación, insatisfacción sexual, etc. Sin embargo, si aceptamos la crisis o la asumimos con una actitud abierta al aprendizaje podemos sacar provecho de ella y resurgir fortalecidos. Recordemos que la palabra crisis viene del griego Krinos que se asocia con; juzgo, decido y cambio. Es decir, la crisis es una oportunidad para juzgar qué está funcionado y qué no está funcionando en nuestro matrimonio, pero también para decidir qué y cómo hemos de cambiar. De ahí que cuando vivamos un momento de crisis vale más darle la bienvenida que rechazarle o evadirle.

Sternberg desarrolló su teoría con tres postulados esenciales y posteriormente la llevó a la investigación de campo en búsqueda empírica de su validez. Sostiene que existen 3 elementos fundamentales para que una relación matrimonial se sostenga a lo largo del tiempo y para que lo haga con satisfacción, pues vivir con alguien en estado de insatisfacción no tiene mucho sentido. Estos 3 elementos son:

  1. La decisión y el compromiso: El acto de elegir quién será nuestra pareja y buscar sostener esa elección a través del tiempo.

  2. La intimidad: El ejercicio de hacerse íntimo con el otro como resultado del tiempo, las experiencias, la convivencia y la expresión de sentimientos, pensamientos e ideales.

  3. La pasión: La forma en como se busca agradar erótica y sensualmente al otro, manteniendo el interés y la satisfacción sexual en nuestra pareja.

Sternberg descubrió que aquellas parejas que reportaban altos niveles de satisfacción o de tener cubiertos esos 3 elementos eran aquellos que reportaban durar más y hacerlo con satisfacción. Desafortunadamente también encontró que tan solo un número pequeño de las parejas reportaban tener cubiertas las tres áreas; encontró que hay parejas con distintos elementos cubiertos; con distintos resultados en el tiempo que dura la relación y su satisfacción. Realizó una taxonomía de las formas del amor en parejas que encontró, aquí se las comparto (las ✓ representan los elementos cubiertos y las X los no cubiertos):

Como pueden ver, no todas las parejas logran o buscan cubrir los 3 elementos; desde esta teoría eso explicaría por qué no duran o por qué los conflictos incrementan.

Esta información puede servirnos para cuestionarnos qué tipo de relación de pareja estamos teniendo; ¿de amor vacío, de amor de compañía, de amor romántico, etc? También nos puede ser útil para comprender en qué áreas deberíamos de trabajar más para lograr hacer de la crisis una oportunidad y lograr la satisfacción y la duración tan anhelada al principio de los matrimonios.

Así por ejemplo, si en tu relación de pareja hay los 2 primeros elementos pero no la pasión (compañía), sería recomendable que inicien un dialogo franco y directo sobre qué está inhibiendo la pasión, cómo se puede aumentar la pasión, qué formas de estimulación erótica y sexual son más apropiadas para cada uno, buscar libros y artículos que puedan incrementar el deseo e interés por fortalecer este elemento, probar nuevos lugares, posiciones, horarios, etc. Si lo que está en déficit es la intimidad (amor fatuo), sería aconsejable tratar de asignar un día a la semana para salir (sin hijos) a tomar algo con la pareja, desarrollar una lista de lugares y actividades deseadas y proponérselas como objetivos para los días de salida, asignar una hora libre de celulares o computadoras que los distraigan, iniciar una actividad deportiva o cultural en conjunto, aumentar la expresión de emociones a través de mensajes, cartas, etc. Si lo que se necesita trabajar es la decisión y compromiso (amor de cariño) sería deseable que acudan a terapia y hablen de cómo han perdido el interés en mantener la relación, exploren las motivaciones iniciales del matrimonio, busquen motivaciones presentes y futuras que les ayuden a sostener su compromiso, pónganse objetivos económicos, materiales, de viajes que puedan lograr y les permitan tener metas en común. Analicen a profundidad cómo sería la vida sin el otro, sin la convivencia familiar, empezar de nuevo, busquen y aprendan habilidades en la resolución de conflictos, etc. Es probable que todas las parejas tengamos que enfrentar la crisis en nuestro matrimonio no una vez, sino varias. Lo que no es tan probable es que todos busquemos verla como una oportunidad para reinventarse y salir fortalecidos de ella. Siguiendo la teoría triangular del amor y algunas de las sugerencias aquí mostradas tal vez ustedes puedan ver la crisis como una oportunidad, y no como algo intrínsecamente negativo. Y tal vez si como sociedad hablamos más de estos temas y buscamos formas de afrontarlos podamos reducir el número creciente de divorcios y de insatisfacción matrimonial, a la vez que incrementar el número de nuevos matrimonios. Estar casados es estar en un constante ejercicio contra el egoísmo; lo importante no es el yo, sino el nosotros. Sacar la mejor versión de uno mismo y tratar de mantenerla a pesar de las dificultades es la oportunidad de crear un matrimonio duradero y satisfactorio.


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