Desde que era niño experimenté una fascinación por las películas de box. Crecí viendo a Rocky y recuerdo salir del cine sintiendo un ímpetu y una inspiración que duraba días. Aún disfruto de ver las películas de box, ahora las veo junto con mi hijo y las disfruto igual o más que en la infancia.
Tengo que aclarar que nunca he boxeado, y a pesar de que hice artes marciales en mi juventud y que me metí en algunas peleas no soy bueno con los puños y prefiero evitar la confrontación física. Mi agrado por las películas de box no es tanto por los golpes, sino por el mensaje de superación que los hombres necesitamos escuchar hoy más que nunca.
Vivimos en una época donde las películas se empeñan en presentar al hombre como una versión defectuosa de la mujer, o como un ser opresor incapaz de controlarse y que abusa de los demás. En cambio, las películas de box representan una oportunidad para mandar un mensaje diferente y necesario de ser escuchado. La película de Creed hace precisamente eso. Cuando la vi no sabía qué esperar pero me dejó gratamente impresionado.
Creed trata de Adonis, que dentro de la mitología creada por Sylvester Stallone es el hijo del legendario peleador Apolo Creed quien fuera el principal antagonista en Rocky y Rocky II y quien también aparece en Rocky III y Rocky IV y que trágicamente muere fruto del combate contra Ivan Drago, el temible boxeador ruso. Adonis fue concebido en una infidelidad de su padre y a los pocos años de su nacimiento su mamá murió. Su infancia estuvo marcada por la orfandad, por ir de un orfanatorio a otro, pisar el sistema penitenciario múltiples veces y aprender a defenderse por sí mismo. Su historia es, desafortunadamente, la historia no mítica de muchos jóvenes quienes resultado de la ausencia del padre suelen presentar más problemas académicos, de impulsividad, de abuso de substancias, de promiscuidad, de conductas criminales y con más probabilidad de terminar envueltos en grupos criminales.
La epidemia de niños creciendo sin su padre provoca lo que en psicología llamamos “la herida del padre”; una experiencia de abandono, de defectuosidad y de no ser lo suficientemente bueno que marca la personalidad de millones de hombres desembocando en conductas narcisistas, violentas o de subyugación a las mujeres. Hombres que o terminan siendo violentos o terminan teniendo miedo de vivir su masculinidad en plenitud.
Pero Creed, al igual que todas las películas de Rocky, habla de la redención. Presenta la oportunidad de que ese joven huérfano y condenado a la tragedia pueda superarse y abrirse camino por sí mismo. Nos habla de que nuestro futuro no está marcado por nuestro pasado, sino por nuestra determinación de afrontar lo que nos ha herido y no darnos por vencidos ante las adversidades. “Un paso, un golpe y un round a la vez” le dice el viejo Rocky al joven Creed; así es como se enfrenta el box, pero también como se enfrenta la vida.
Creed, como muchas de las películas de boxeo, es un ejemplo de estoicismo. No por nada los estoicos veían en el box una gran oportunidad para entrenar tanto el cuerpo como la mente, de ahí que el gran emperador romano Marco Aurelio fuera un boxeador y pasara tiempo en el gimnasio. El box representa, la oportunidad de reconocer que el mayor enemigo está frente al espejo, o como le dice Rocky a Adonis “it´s you against you” “eres tú contra ti mismo”. Es el mismo mensaje que un estoico contemporáneo, Ryan Holiday, trató de plasmar en libro “El ego es el enemigo”.
Y es que, si no reconocemos que el verdadero enemigo está dentro de nosotros, no podremos superar las peleas que la vida nos presentará. La herida del padre, las traiciones amorosas, las dificultades económicas, las discapacidades, las injusticias que hemos vivido todo forma parte de nuestra experiencia en la vida, y todos tendremos que vivirlas a mayor o menor medida. Victimizarse, es una forma de narcisismo encubierto que en nada ayudará a superar la adversidad. Aceptar radicalmente dichos eventos, aprender de ellos y utilizarlos contra las dificultades nos ayudará a salir adelante y a superarnos a nosotros mismos. De ahí que Rocky, en medio de la gran pelea, le dice a Adonis “usa todo lo que te ha lastimado, todo lo que te ha dolido y su cabeza (la del contrincante) rodara”.
A pesar de ello, Adonis no lucía bien en la pelea y Rocky se vio tentado a detenerla por miedo de que terminara fatalmente como fue con su padre. Adonis se lo impide y le dice “tengo que demostrar que no soy un error”, Rocky entiende que la pelea es más que los golpes al contrincante, es la oportunidad de legitimar su existencia, su legado. “Ser un error” es una de las sombras dolorosas que muchos hombres con la herida del padre cargan, en mi consulta me dicen; “si mi propio padre no quiso estar conmigo, por qué alguien querría estar conmigo”. “No soy lo suficientemente bueno para ser querido por los demás”. Llegar a una conclusión así no es fácil, no lo fue para Adonis, tampoco lo es para mis pacientes, pero cuando lo hacen necesitan decidir qué harán con ese dolor ¿lo mantendrán nocivamente provocando conductas destructivas o lo utilizarán para ser una mejor versión de sí mismos e incluso de su padre?
Ese proceso de realización-superación es complejo. Los jóvenes que pasan por ello requieren de hombres adultos que les ayuden a buscar su camino y a reconocer que no tienen que vivir bajo la sombra del padre. Eso es lo que hace Rocky en la película, es un padre substituto que le ayuda a reconocer su llamado a ser un gran hombre. Eso es lo que los terapeutas tenemos que hacer también, ayudarles a esos jóvenes a ver que ellos no son un error, que ellos son hombres llamados a grandes cosas.
Sin embargo, esa comprensión estará incompleta si no se supera el dolor que la herida del padre ha causado. Sin perdonarlo es prácticamente imposible. Perdonarlo no significa justificarlo, ni siquiera olvidar lo que hizo, significa reconocer que él, el papá, es solo un ser humano más tratando de entender cómo ser humano y que por lo tanto se equivoca y lastima. Ese es el mensaje del documental El efecto del padre que recomiendo ampliamente, y eso es también lo que hace Adonis, pues al final de la pelea ante la pregunta de un reportero “¿qué le dirías a tu papá si te pudiera ver?” contestó “le diría que sé que no me abandonó apropósito, y que le amo”. La superación de la herida del padre se hace “un paso, un golpe y un round a la vez”
Creed es una excelente película para verla, analizar sus diálogos e invitar a los hombres a convertirse en quienes están llamados a ser. Es una película que contradice el irracional discurso anti-hombre que inunda a los medios y que por el contrario celebra la masculinidad. Un mensaje así debe verse y promoverse, pues la sociedad se beneficiará de hombres que viven su masculinidad plenamente.
Dr. Mario Guzmán Sescosse
YouTube: @DrMarioGuzman
Podcast: Descifrando Laberintos
Seminario en línea: La Transformación del adolescente
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